“Si estas siendo pagado una moneda, un dólar, o nada, aún deberías seguir jugando el juego de baloncesto, sin esperar nada a cambio.
Mi amor por el juego creció cuando fui “cortado” en el equipo de la escuela superior. Esa decepción, esa respuesta negativa que recibí, me levantó a creer que tenía algo que probar a ese individuo que me “corto”. Tenía algo que probar a las personas que pensaban que no podía hacerlo.
Jugando baloncesto en el verano fue que mejoré. Cuando estás jugando durante la temporada, ves como los equipos juegan en contra tuya, si te envían hacia el lado izquierdo (identifican que es tu mano débil), si te envían hacia el tiro libre (por bajo porcentaje), si te permiten tirar el tiro a distancia, etc.
Cuando estás jugando en el verano, esas son destrezas en las que trabajas para desarrollar, ahí es donde perfeccionas tu arte. Cuando estás en la cancha al frente de otras personas es que demuestras la aplicación de esas destrezas específicas en que trabajaste. Sin embargo, cuando estás jugando con tus amigos, por simplemente el amor al juego, ahí es que tratas de corregir esos pequeños detalles que debilitan tu juego. Ahí es donde expandes tu juego.
Cada vez que veo uno de mis zapatos con el logo “Jumpman”, trae grandiosas memorias de todos los equipos con los que empecé a trabajar desde el 1984, hasta ahora. Es un sentido de orgullo, es una manera de expresar un cierto amor por algo. Obviamente cuando veo a niños de hoy en día usando los zapatos, se que tienen cierta comprensión de la historia y de que este representa. Lo que representa, al menos para mí, es como comenzó todo. Soy de North Carolina. Mi pasión por el juego de baloncesto comenzó en North Carolina. Fui y estudié en la Universidad de North Carolina. Siempre es bueno sentir esa conexión hacia nuestro hogar.
El simple hecho de sentarme con los muchachos a escoger la “tecnología” nueva para crear los zapatos y saber que ellos entenderán que mi decisión es basada en mi pasado me hace sentir bien. El saber que ellos me conocen por dentro y por fuera, el que con tan solo una palabra ellos entienden lo que quiero, eso para mí es el mejor ambiente de trabajo.
Si no sientes esa pasión o amor por el juego, es difícil estar en tu mejor actuación. Ya que si vas y haces algo es realmente porque quieres y amas el hacerlo, de la misma forma si sientes que es una carga o lo haces por las razones incorrectas, no obtendrás los mejores resultados. Si haces o juegas cualquier cosa y realmente lo amas, sabes que darás esa milla extra que hará que todo haya valido la pena.
El juego cambió y aún sigue cambiando mi vida, porque me enseño a establecerme metas, trabajar para alcanzar esas metas y nunca conformarme con menos. Te enseña a seguir subiendo tus expectativas hasta que llegas a un punto en donde no puedes subir más. En donde ganaste todo lo que podías ganar, conseguiste todo lo que eras capaz de conseguir y alcanzaste todo lo que podías alcanzar.
Eso es lo que el juego ha hecho por mí.”
Michael Jordan
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